Aunque el rostro de Aria Carson tenga rasgos angulosos poco estéticos, el hecho de ser una pelirroja de pura cepa con brackets —y cuerpo esculpido por años jugando a voleibol— la convierte automáticamente en una starlet de alta demanda. Y es que la señorita Carson tiene ese perfil de muñecas de peróxido que, aunque maquillada sea grotesca, la hace rara e interesante al mismo tiempo. Una joven de 22 años salida de las calles de Seattle que ha caído en gracia por tener entre sus dientes el morbo de su propuesta. La misma perversidad sexual que emanaba de la ortodoncia de Megan Holly.
Tiene ambición de comerse el mundo, una aparente pureza otorgada por su físico de genética irlandesa, y busca perpetuarse en la industria al precio que sea. Eso sí, aunque se adapta fácilmente a diversos roles, todavía está virgen en asuntos anales y no ha podido calibrar el poder de atracción de su culo sobre las masas.
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