La polémica decisión que tomó Angela White de convertirse en estrella de contrato de la todopoderosa productora Brazzers —ella es el buque insignia de la compañía— ha resultado ser de las más beneficiosas para la comunidad pornófila. La bombshell australiana ha cambiado las reglas del juego y actualmente ya no se limita a concentrar sus esfuerzos en sus colosales pechos perfectos. Sin ir mas lejos, acaba de protagonizar su blowbang más ambicioso hasta el momento. Una escena inspirada por sus fans más pervertidos en la que cultiva la faceta de la degeneración facial; babeando, escupiendo, tragando y devorando pollas palpitantes. 30 minutos asfixiantes donde la diosa oceánica se aferra a la entrepierna de 15 sementales y parece una adicta a la metanfetamina.
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