El motivo por el que Ana Guerra (28 años) quedó 5ª en la edición de «Operación Triunfo» 2017 fue por no poder competir con el apabullante trasero de Aitana —el mejor culo de España— ni alcanzar las cotas de erotismo de Lola indigo. Por suerte, la cantante tinerfeña usó otros dones para darse a conocer al público. No nos referimos a su versátil voz, con la que ya ha publicado nueve sencillos como artista principal, sino a un porte de modelo que ya quisiera cualquier extriunfita del montón. La compositora canaria sabe que sus armas de seducción juegan un papel muy importante en su carrera musical y se ha preocupado de cincelar su cuerpo desde que tocaba en el conservatorio la flauta travesera.
El mayor éxito de Ana Guerra ha sido nacer con una fotogenia indestructible. Fijaos en sus posados en las portadas de las revistas Vogue y Cosmopolitan, siempre increíblemente atractiva desde que abandonó como concursante la Academia y se olvidó de su antiguo nombre de guerra: Ana War. Su arrolladora presencia escénica tiene una parte de la culpa de estar en el top 10 de las mezzosoprano españolas, aunque sea cantando un género de música como el pop latino. Nadie se resiste a su tipazo cuando sube a su cuenta de Instagram (@anaguerramusic) alguna fotografía posando en bikini.
Entre su ejército de fanáticos seguidores se sabe que, de vez en cuando, a la artista de «Lo Malo» le da por publicar en redes sociales imágenes en las que explota intencionadamente las curvas de su físico. Ni falta hace decir que las interacciones se multiplican y hasta sus albums suben puestos en el ranking de las listas de ventas. Por no hablar de cuando le da por subir alguna foto en topless para reivindicar cualquier chorrada feminista, momento en el que los comentarios echan fuego por asombrarse ante su lado más erótico y provocativo: ‘guapa’, ‘tía buena’, ‘bellezón’… Una cosa está clara, a nosotros no nos importaría tenerla como vecina aunque aporree el piano hasta horas intempestivas.
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