Digamos que Alura Jenson no es bella en el sentido clásico, más bien su atractivo recae en esa hipersexualidad desbordante que toma el control en cada escena y no deja lugar a dudas de que estamos ante una dama de dilatada experiencia sexual. Es su seña de identidad, su gimmick particular y principal motivo por el que estudios como Devil’s Films la contratan: exhibir una carrocería pasada de peso y esa actitud resoluta de llevar la iniciativa sexual cuando se trata de follar con algún actor más joven que ella. Podríamos decir que su voracidad es una ley sexual impresa en su ADN porque siempre que le toca trabajar le sale de forma natural esa vulgaridad tan magnética que tiene y que tan bien encaja en el porno de maduras.
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