Cuando presentamos en sociedad a Alicia Williams ya nos hicimos eco de que su principal hándicap era ser una escuálida americana de agujeros demasiado estrechos para este negocio. Un mal no demasiado endémico en la pornografía —por suerte— gracias a la generosidad de la oferta económica, o dicho de otra forma, el dinero abre muchas puertas y anos. Alicia es de la secta del billete, ese clan de pornostars que sacan fuerzas de flaqueza para manejar pollas grandes y pasan inadvertidas, en relativo silencio, por no ser especialmente calientes ante la cámara. No sabemos lo que ha cobrado en la productora Hard X, pero a juzgar por el tamaño del rabo del hispanoamericano Ramón Nomar (un grosor por encima de la media) estamos seguros que habrá sido un cheque la mar de suculento.
in Sodomía