Siempre hemos creído que el subgénero de las ‘chicas pilladas‘ era un espacio pornográfico en el que únicamente se presentaban voluntarias de escaso atractivo, para ganarse un dinerillo. Ya sabéis, embolsarse unos euros y desaparecer tras hacer unas pocas guarrerías sexuales frente a la cámara. No obstante, de viciosas está España repleta, y el destino quiso que en el año 2011 se rompiera esta regla no escrita. Lo decimos por la guapísima Ali Cat, una valenciana que se cruzó en la vida de Torbe (el rey del ponro ‘freak’) y que destacó por su inconfundible aspecto de chica pija. Casi parecía haber salido de un barrio exclusivo como Chamberí.
El caso es que a base de palique y parloteo, Torbe consiguió convencerla para que se dedicara al sexo filmado, bien atada a su productora Putalocura. Y vaya si lo consiguió, tres escenas de las más valoradas y descargadas en su página web, y hasta grabó un bukkake en la que tragó más leche que toda la horchata cultivada de Alboraya. Impresionante que una mujer de 34 años, conocida de casualidad gracias a la serie Torbellinesca de pilladas en la calle (encuentros ‘random’ no actuados, aunque ya nadie se lo cree), pueda follar con semejante soltura y descaro.
Por desgracia, como hemos dicho, solo se atrevió a filmar 3 memorables escenas. Un paso tan fugaz como efímero, que nos dejó un grato recuerdo, pero insuficiente cuando paladeas de cerca su belleza. Un rostro dulcísimo, con expresión simpática, que escondía en sus fueros internos el gusto por el semen. Hay que ver cómo tragaba, como ponía firmes los penes a su paso. Sin ningún pudor. En definitiva, un pibón valenciano de lo más valorado por la comunidad y que hizo cumplió las fantasías marranas más demandadas del siglo XXI.
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