Biografía de Veronica Avluv
Veonica Avluv dejó meridiano que se puede debutar en el porno teniendo 40 años y dar el salto a la élite comiéndole la tostada a la inmensa mayoría de chicas adolescentes de piel tersa y vaginas elásticas.
Todo la vida de Avluv y especialmente sus inicios en el porno son tan excepcionales que tenemos que ponerle obligatoriamente el título de superheroína. Una mujer que pese a haber nacido en los años 70 no se estrenó en la industria hasta casi al borde de los 40 y sin ninguna experiencia previa en esto de follar delante de las cámaras.
Como mucho, tenía la de haber participado en fotografía erótica, pero nunca antes había follado ante un público sediento de carne madura. Según explica, se dedicaba a la publicidad y a la estética, con algunas incursiones en el strip-tease, tenía un establecimiento de manicura y peluquería y algunos bolos al mes en clubes nocturnos en los que se sacaba un extra con las propinas, ganaba un sueldo normal y, buscando nuevas fuentes de ingresos, acabó entrando en el porno.
Pero no fue únicamente el dinero lo que le atrajo hasta ahí: también estaba esa sexualidad volcánica que transmite en cada escena, un apetito follador insaciable, y al poco tiempo de iniciarse en el sexo en un plató profesional, empezó a destaparse como una bestia. Y en esa transformación también jugó un papel importante una desgracia personal y una catarsis.
Veronica Avluv se casó en 1996 y su marido falleció en 2013, de un infarto fulminante. La dejó viuda y con hijos adolescentes a su cargo, y aunque en un principio sus escenas eran lésbicas, cuando dio el salto al porno heterosexual supo encontrar en esos coitos explosivos, salvajes, de una intensidad eléctrica, una manera de descargar su frustración y su rabia, para así transformarlas en una energía creativa.
Habrá muchos haters que digan que Veronica solo folla como una más, pero es suficiente con ver un vídeo de la starlet –no demasiados– para distinguir su forma de practicar el sexo y distinguir sus escenas del resto de pornostar jovencitas, que parece que tengan menos movilidad que el larguero de una portería de fútbol, con este cañón de mujer, recauchutada y hambrienta, que hace que salten chispas para vez que tiene un hombre a tiro. Veronica es de las que muerden y chorrean, que acaban la escena con todo el maquillaje corrido y con todo lo corrido maquillándole la cara con blanca proteína, que dejan a sus parejas –hombres y mujeres, es una bisexual voraz– más secas que la mojama.
Al haber entrado en el porno a una edad tardía, Veronica Avluv tuvo una ventaja con respecto a las actrices jóvenes: no precisó competir en el campo de batalla más duro, ingresó directamente en el nicho MILF –aunque a ella lo de MILF le tira un poco para atrás–, y además lo hizo sin cargar con toda la tontería de la juventud.
Esta era una mujer currante, madre y esposa, folladora sin mesura, que no estaba para chorradas ni para malgastar el dinero en gilipolleces, y que iba de cara a barraca. De ahí que, más que una actriz porno, parezca una despellejadora que marea a los cámaras con tanto movimiento impulsivo, con tanta espalda curvada y tantos líquidos derramados.
En varias entrevista ha comentado que tras su retirada -toquemos madera para que no sea pronto- pasará a trabajar a la trastienda del porno, como agente o productora, quizá dirigiendo, pero de momento su carrera sigue gozando de muy buena salud, cada vez con trabajos en productoras de mayor categoría, y siempre compartiendo cámara con los actores más fiables, de Manuel Ferrara a James Deen. Quién no recuerda su presencia en la 7ª entrega de «Gangbanged» de Elegant Angel donde ella solita puede con 5 maromos forzando su cuerpo al máximo para ser penetrada con dobles penetraciones durante más de una hora de intensidad infartante.
El físico de Avluv tiene algunos aspectos chocantes –la silicona en los pechos, demasiado frecuente entre las MILFs, pero cada vez menos socorrida en el porno actual–, pero ninguno como su tendencia al prolapso –no entraremos en detalles; hay gente a la que eso le pone– y su facilidad para chorrear durante las escenas: squirting natural y abundante que enguarra sus vídeos, que las humedece y las torna aún más deslizantes.
Actualmente ha grabado más de 600 escenas, su público es cada vez más fiel a su figura y ha elevado la categoría MILF a niveles tan extremadamente guarros que no se vivían desde la época de Belladonna y el reinado exclusivo de Lisa Ann. Nosotros no podemos hacer otra cosa que rendirnos ante sus majestuosas performances sexuales. Larga vida.