Biografía de Savannah Bond
Puede que Savannah Bond proceda de Melbourne, Australia, pero venir de la teirra de los canguros no le ha impedido llegar a lo más alto de la industria de adultos norteamericana. No debería sorprender a nadie: ojos azules penetrantes, mechones dorados, pechos gigantescos y un trasero cincelado en la forja de Rivendel… no hacía falta ser adivino para saber que Savannah estaba destinada a triunfar en el triple X internacional.
Entró en la industria en 2019, con 29 años, después de cansarse de trabajar como una vulgar stripper australiana en sucios locales de carretera. Así que no se lo pensó dos veces, siendo una empedernida fan de las películas del agente secreto 007 se puso el apellido artístico Bond y emprendió un viaje sin retorno a Estados Unidos, con el pasaporte en regla y llamando a la puerta de la productora Jules Jordan para filmar su primera escena pornográfica. No hace falta que digamos que su debut en territorio americano, junto al actor Manuel Ferrara, fue un acontecimiento apoteósico que sacudió a críticos y pornófagos por igual.
Era una diosa oceánica con la sexualidad descarriada. Un demonio de Tasmania metido en el porno. El escultural cuerpo de Savannah Bond consiguió destronar a otras pornostars de similar estética de muñeca de plástico gracias a sus operaciones e implantes de silicona. Pronto, se convirtió en una de las bombshells más representativas de la categoría y comenzó a ganar importantes premios AVN como el «Mejor BlowBang» en el 2022 por su actuación estelar en «Savannah Bond Beach Bikini Slut«, del director Jonni Darkko.
Lo más sorprendente es que la explosiva australiana debutó en el porno tal y cómo está actualmente: con un cuerpo de infarto artificial con muchos añadidos de quirófano. Ya sabéis, plástico y colágeno en labios, tetas y glúteos. Lo que se dice la magia del bisturí. Con semejante chasis no nos extraña, para nada, que haya conseguido ampliar su curriculum profesional por estudios tan aclamados como Evil Angel, Brazzers, Elegant Angel, XEmpire o los departamentos decanos de Mike Adriano, el rey de la sodomía yanqui. ¡Ah! y realizando anales, dobles penetraciones, orgías en grupo… lo que se espera de una bomba sexual que explota en cada actuación.