Biografía de Clea Gaultier
La francesa Clea Gaultier es una refinada señorita parisina, con cuerpo de modelo, y cuya versatilidad tanto para el softcore aterciopelado o el inclemente hardcore le ha puesto a la cabeza de las pornostars europeas
Hace varios años que la pornostar francesa Cléa Gaultier (Lyon, Francia, 1990) vive en Calafell, un pequeño pueblo junto al mar a 50 kilómetros al sur de Barcelona. Exactamente el mismo tiempo que esta mujer de hechizantes ojos verdes, con sangre libanesa en sus venas y un cuerpo modelado en el gimnasio y en la danza clásica, se dedica al porno. Junto con su pareja, el también actor Anthony Gaultier, decidieron un día dejarlo todo y venirse a España para trabajar practicando el sexo delante de las cámaras.
Ahora ambos han comenzado a recoger los frutos de aquella decisión no premeditada en forma de escenas para Penthouse, Private , Hard X y hasta Legal Porno, y con la esperanza de conquistar algún día el porno americano. Aunque para ser francos Clea ya lo consiguió en 2019 cuando la ceremonia AVN Awards premió su talentoso ano en la película «Prisonniere» (2017) como la mejor escena de sexo anal extranjera. Y tampoco nos olvidemos de su nominación al título «Female Foreign Performer of the Year» en el 2020, una candidatura que la posiciona al mismo nivel que otra bestia francesa: Anissa Kate.
Cléa es un rara avis en este mundo de curvas abruptas y silicona barata. Ella es una sílfide de físico refinado que representa la alta clase social parisina y graba el porno más exquisito. Ya en sus años de juventud, cuando estudiaba filosofía y psicología en la facultad, antes de independizarse de sus padres, comenzó a posar como modelo de lencería para diversas publicaciones y a desfilar en las pasarelas gracias a su cuerpo estilizado, alto y atlético.
Sus primeros pasos en el porno europeo fueron gracias a su pareja, que como muchos novios viciosos le sacó unas fotos eróticas y las envió al glamuroso estudio de Marc Dorcel, el todopoderoso productor y distribuidor galo. Tenía 25 años, una edad muy tardía para entrar en el porno hoy en día, y sus comienzos no fueron nada fáciles debido a su mentalidad tradicional en la que el sexo anal estaba mal visto y las dobles penetraciones todavía peor. Se deduce que la vida sexual de Cléa, mucho antes de convertirse en la mejor pornostar según los XBIZ Europa Awards 2019, se basaba 100% en el sexo tradicional y aburrido, como la mayoría de mujeres mortales.
Poco a poco la diosa gabacha fue adaptándose al bioma de las pollas y los coños y pronto consiguió sentirse cómoda cuando lo hacía por la puerta trasera de su anatomía, indispensable para que una actriz progrese en su carrera, más todavía si quiere ir a los Estados Unidos a trabajar, entonces es algo del todo imprescindible. De esta forma su capacidad anal junto con su majestuosa anatomía formaron un imponente pack de curvas e implicación fuera de serie que igual grababa glamcore europeo que se dejaba romper los agujeros en Legal Porno.