Si Lexi Luna te recuerda a la profesora de instituto que te hacía babear en clase, es porque casi lo fue. No en vano, Lexi iba para educadora en el aburrido Indiana, pero al final dijo «fuck that shit» y se montó un OnlyFans antes de que se pusiera de moda. Y menuda jugada, porque ahora es una de las reinas MILF más cotizadas del porno, aunque tenga menos años que el vino que bebes para justificar tus decisiones. ¿Cómo pasó de corregir exámenes a corregir fantasías? Aburrida de enseñar mates, se dijo: «¿Por qué no enseña ensañar el pandero y demás?» Y así, de repente, se metió en el fetiche y el porno como quien se tira a una piscina de champán. Con un par de implantes que harían llorar de envidia a una Kardashian, se coló en la categoría MILF antes de tiempo, como esos alumnos que se saltan curso. Y oye, si el zapato te cabe, póntelo. Lleva casi una década en el negocio y sigue tan enchufada como el primer día. O sea, o le pagan en oro, o esta tía disfruta como una enana (nos inclinamos por las dos cosas.). Con 718 000 seguidores, Lexi Luna no solo vende porno, vende el sueño húmedo de medio internet. Su Instagram es una mezcla de: «Mira qué bien estoy» (fotos en lencería), «Mira qué bien vivo» (viajes, fiestas y tacones altísimos) y «Mira qué bien lo pasarías conmigo» (guiño, guiño, suspiro).
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