En JaqueMateAteos ya hemos dicho que la famosa starlet Stoya trascendió las barreras del cine pornográfico contemporáneo y logró convertirse en un fenómeno social. Ninguna otra actriz ha hecho más por el porno para mujeres que la propia neoyorkina. Y lo hizo más chula que un ocho, imponiendo que solo trabajaría con hombres atractivos. Esta petición puso sobre la mesa que las mujeres también se tienen que sentir cómodas mientras se folla en los sets de rodaje, que no son meros cachos de carne para usar y tirar y que que tienen derecho a mostrar sus apetencias sexuales. En «Around the World in 80 Ways» —una especie de tour sexual amateur alrededor del globo terráqueo de 8 capítulos— la legendaria y pálida estrella ya dejaba claro que es una mujer con mucho carácter cada vez que pisaba una emblemática ciudad europea.
Y es que la célebre performer se dedicó en cuerpo y alma a recorrer el mundo en 80 días echando polvos a diestro y siniestro por las capitales del viejo continente. Una especie de imitación de la novela de Julio Verne, pero indecente y grabada con aires caseros y con cámara en mano para que el público no pierda detalle morboso. La mayoría son polvos furtivos en habitaciones alquiladas de hoteles (Paris, Barcelona, Amsterdam…), una fórmula especial que solo ella sabía como lucir.
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