La existencia salvaje de Nina Kayy empezó en el mismo momento en el que hizo de sus grandes pechos su modus vivendi. Una decisión en su carrera que le acarreó ser el típico estereotipo andante de rubia neumática con mil retoques estéticos. Y es que la starlet de Belgrado (1989) sucumbió al poder de la silicona y rápidamente se convirtió en una ‘protoMILF’: actrices que todavía no han cumplido 30 años y poseen cuerpos explosivos al estilo bombshell norteamericano.
Eso sí, sus alocadas medidas sobrenaturales llaman especialmente la atención en BangBros, donde hace pocas semanas ha vuelto a conectar intensamente en una escena de Ass Parade gracias a sus prótesis mamarias y un culo de otro planeta. Mirad la cara del actor aplastada por su pandero, un momento de alto riesgo casi considerado accidente laboral.
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