Si bien la puertorriqueña Lilly Hall es un voluptuosa y extrema pornostar latina asentada en Norteamérica (vive en Miami), su carrera está pasando sin pena ni gloria. Algo incomprensible sabiendo que exploró sus límites sexuales en la factoría de Legal Porno para someterse a despiadados gangbangs con dobles penetraciones. Ahora, a sus 29 años, ha recurrido a las a las artimañas de la silicona para ponerse dos tremendísimos y exagerados pechos que dejan atrás la época donde su belleza estaba concentrada en su trepidante trasero. Un cambio de look radical que parece haber surtido efecto en una sesión de hipnosis de Ass Parade, donde recientemente ha desplegado su contundente anatomía para volver a presumir que puede recibir enérgicas enculadas de actores afroamericanos con herramienta negra.
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