A principios de la década del 2010, la influyente «AV Idol» Hitomi Tanaka —ídolo japonés que trabaja en el cine pornográfico— fue reconocida mundialmente por ser la dueña de las tetas más grandes sobre la faz de la tierra. Con 23 años estaba en la cresta de la ola, en lo más alto del microcosmos que es el JAV o porno japonés (japan adult video). Y aunque hace tiempo que desapareció de la profesión, su nombre aún evoca glamour y prestigio porque fue tocada con la varita de la lotería genética, o dicho de otro modo, padecía gigantomastia: una bendita enfermedad hormonal que hace crecer al extremos las glándulas mamarias de las mujeres.
Ese fue su punto fuerte. Su carta de presentación. Las enormes tetas de Hitomi. No solo por ser grandes para una mujer japonesa, también para el resto de etnias del mundo. No exageramos cuando decimos que su perímetro de busto supera el metro de longitud y su talla de senos está por encima de la 116. Y lo más asombroso es que eran 100% naturales, midiendo tan solo 1,55 m de estatura. Algo verdaderamente monstruoso y por el que todo hombre desea meter su cabeza allí dentro. ¿Quién puede refrenar su virilidad contra semejantes atributos sexuales?
Ninguna otra starlet local podía rivalizar dignamente contra sus magnitudes colosales, superlativas incluso para la particular cultura nipona, donde las escalas para medir pechos ya son de por si estratosféricas. Aunque tal vez las notables Harumi Nemoto, Anri Okita y Maria Ozawa podían igualarla, pese a que esta última se puso implantes (sin perder su encanto, gracias a Dios).
De esta manera, Tanaka fue en su época la pornostar más famosa de Japón. Especialmente en la categoría «Bakuny», un específico nicho y rinconcito fetichista en el que se almacenan los vídeos centrados en tetas gigantescas. Sin olvidarnos que Hitomi también dominaba los baldíos de las «Gravure Idols», zona de modelos eróticas que usan sus cuerpos para el desnudo artístico, sin sexo filmado de por medio.
Sin embargo, no fue hasta 2008 cuando debutó en el ñogo ñogo con la película “Celebrity Shock AV Debut”, producida por Soft On Demand (SOD), la legendaria productora nipona que es un clásico atemporal. A partir de entonces, sus descomunales senos naturales llamaron tanto la atención que incluso su nombre llegó al porno occidental. En concreto, a la sociedad estadounidense, lugar donde su popularidad se disparó gracias a la famosa productora americana Scoreland, que se pirraba por sus enloquecedoras tetas y no paró de lanzarle ofertas con desorbitadas cifras hasta convencerla para que fuera su musa habitual.
Eso sí, aunque fue en el mercado extranjero donde el destino encumbró a starlet japonesa al nivel de mito viviente de la profesión pornográfica, la humildad de esta japonesita pechugona hizo que continuara trabajando para otros estudios autóctonos como fueron Moodyz, Oppai o Hokuto, donde la retrataron en sesiones fotográficas con una delantera más propia de la imaginación desbordante de un manga o anime japonés.
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