La reciente incursión de Hazel Moore por las estancias de Holed ha puesto un punto y aparte en su filmografía por dar un respiro a su obsesión por la carne en barra negra y los actores de piel oscura. La lechosa neoyorkina ha dejado aparcada su faceta interracial para inmiscuirse en terreno de la sodomía, una categoría que domina a la perfección gracias a poseer un ano bendecido por el mismísimo Papa Francisco. Al menos es lo que se nos antoja cuando vemos penetrado ese ojete inmaculado, con un bonito círculo rosado alrededor del esfínter, que perfectamente podría pertenecer a un angelito caído del cielo. Una vistosa escena que viene a demostrar que la belleza también existe en ese punto de la mujer.
in Sodomía
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