La deriva hacia la sodomía adoptada por la carrera de Violet Starr ha sido tan intensa que ha terminado por afectar a su apodo artístico. Ahora se hace llamar Kuleana, un nombre de guerra mucho más justo con su apariencia latina: el nicho en el que jugaba gracias a ser una pequeña chillona con un matojo discreto que mantenía esa inocencia angelical en sus actuaciones. Si hasta hace dos días solo había satisfecho sus antojos por la puerta trasera en un par de ocasiones, en poco más de un mes ha recuperado todo el tiempo perdido, originando uno de los ascensos meteóricos más abruptos del actual panorama pornero. Una secuencia de acontecimientos anales que ha terminado por convocarla, elegantemente arreglada, en Tushy, uno de los estudios más elitista de la actualidad.
in Sodomía
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