Aunque no es un plato destinado a todos los comensales del mete y saca, tenemos que volver a sacar a la palestra el subgénero poco explotado de las BBW (Big Beatiful Women), acrónimo que engloba a las mujeres gordas que claman por un puesto en el Olimpo del sexo filmado a golpe de grasa. Un círculo adulto que está comiendo terreno —nunca mejor dicho— a pasos agigantados gracias a señoritas como Yola Flimes (24 años), que irrumpió en el negocio pornográfico de la mano de ScoreGroup en el año 2020. Y es que cada parte de esta modelo webcamer rusa es abrumadoramente abundante, tanto como el de la superestrella Sofia Rose o la novata Maggie Green.
Su descomunal masa corporal, su cabello pelirrojo ondulado, sus labios regordetes diseñados para succionar miembros, su mastodóntico culo voluptuoso y especialmente sus enormes tetas que amenazan con explotar en cada una de sus apariciones. Pero si tenemos que nombrar su punto fuerte, la habilidad con la que sobresale sexualmente por encima del resto de starlettes curvys, esa es sin duda su inaudita capacidad para expulsar chorros de su vagina. Porque una vez que esta sexy pelirroja comienza a correrse, nunca se va a cerrar el grifo. Una chorreante Fontana Di Trevi hecha squirter.
Con semejantes credenciales ahora entendemos porque la escena de Yola Flimes de Reality Kings se volvió de lo mas viral en Pornhub y en una de las mas vistas y mas descargadas del sitio. Por lo visto, este perfil de actriz se está convirtiendo en algo más que una moda estética y los pornotubes ya empiezan a hacer acopio de este tipo de vídeos bajo las siglas de SSBBW (Super Sized Big Beautiful Woman), algo que traducido para hispanohablantes viene a significar grandes mujeres hermosas de talla superior. Una categoría porno más allá de la obesidad normativa.
Se podría decir que el catálogo de señoras SSBBW es fruto de las nuevas corrientes sexuales más en sintonía con los cuerpos reales de las chicas, en lugar de los físicos ideales alejados de la realidad por tener como ejemplo de perfección imágenes estereotipadas. Nosotros nos alegramos de que estas «curvy girls» tengan la oportunidad de trabajar para productoras pornográficas que apuestan por estos pesos pesados, aunque la obesidad mórbida sea un escalafón superior en el sobrepeso y un tabú e impedimento para el porno comercial.
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