Dicen que el rostro de Carmen Ruíz (46 años) está pagando la penitencia de ser una excelente actriz. Como si el talento interpretativo estuviera reñido con los cánones clásicos de belleza. Un rostro alejado de simetrías perfectas y falto de armonía que, cuando se pone de frente al espejito mágico, se siente orgulloso de sí mimo. Y es que Carmen sabe fehacientemente que la «fealdad» femenina no tiene porque ser tabú en el cine español, y su autoestima, consecuentemente, es a prueba de bombas.
De ahí que la madrileña dejara a los 24 años su puesto fijo en Telefónica (ahora Movistar) y se metiera de lleno en la pequeña pantalla gracias a la popular serie de Telecinco «Yo Soy Bea» (2006). Porque confiaba en ella misma por encima de su realidad material. Es por eso que precisamente su mayor virtud en el plano físico recae íntegramente en ese magnetismo estético que proyecta su cara. Es, sin ningún tipo de duda, una fea guapa o mujer de mirada carismática.
Pero no solo de forma superficial, ya que su atractivo alternativo produce en el público masculino una fascinación que va mucho más allá de clavar la mirada. Nos referimos al sex appeal que posee Carmen Ruíz, a la sexualidad y erotismo que nos despierta con su maquillaje de ojos ahumados, sus mejillas hinchadas, su dentadura imperfecta y ese tono de voz que delata sus orígenes humildes de barrio.
Se podría decir que es su puntito socarrón y gamberro lo que nos la pone como perro de pata envenenado y el gimmick culpable por el que la perseguimos como locos desde que apareciera en la película «Crimen Ferpecto» (2004) de Alex de la Iglesia (bendito fichaje). Pero no queda la cosa ahí, su aplastante seguridad en pantalla es porque sabe que las guapas superficiales no le llegan ni a la suela de los zapatos y que su belleza, esta vez sí, está en el interior.
Sabe que tiene un halo facial mágico de mujer segura en sí misma, y usa esta infalible arma de seducción para conseguir que, en sus actuaciones en la pequeña pantalla, las cuotas de audiencia se disparen al máximo. No es que series como el thriller ibérico «Matadero», el camping de locos «Con el Culo al Aire», la divertida «Gym Tony» o el reciente éxito «Madres» hayan alimentado su carrera como actriz, es que su sensual rostro ha ayudado a que obras de ficción sean vistas por millones de espectadores.
Así que no Carmen. Porque ni siquiera en la película «Que se Mueran los Feos» (2010) nos tragamos la mentira de que fueras un patito feo. Tú lo que eres es una tía buena camuflada, una loba sexual con piel de puritana. Como así lo demostraste en cierta secuencia sexual de la serie «Cuestión de Sexo» en la que finges un polvazo de órdago que nos la puso, dicho por 2ª vez, como pata de perro envenenao.