Puede que que la industria de adultos norteamericana tenga en sus filas a pesos pesados como Lisa Ann o Brandi Love, pero España no se queda a la zaga a la hora de descubrir talento pornográfico pasado los 40 años. Estamos hablando de Nuria Madurita (su agente no se comió mucho la cabeza a la hora de ponerle un apellido original), una rotunda señora madrileña que debutó en el porno español en 2005 de la mano del productor/actor/director Torbe entre las paredes de PutaLocura. Pronto se convirtió en una de las mejores MILFs patrias (por aquella época tenía 36 años) gracias a sus dos grandes y blandas tetas, unos atributos mamarios que conformaban a la típica madurita sexy y cerda con la que todo pajillero nacional ha fantaseado alguna vez.
Una fantasía irrealizable con cuerpo de señora española que tomaba forma por estudios como Cumlouder, Fakings, Leche69… y terminó cuajando en una morbosa mujer de hermoso culo que, aunque en apariencia era educada, a la hora de desatar el torbellino sexual era una guarra despiadada de lo más eficaz. De ahí a colgarle el sambenito de devora yogurines y ser la desvirgadora oficial de los miles de lolitos que se prestaban voluntarios a perder su virginidad frente a las cámaras.
Quienes ya peinen canas verán en ella cierto aire a la madre de Erik Stiffler, el más salido de la pandilla de las legendarias películas «American Pie». Un parecido que ayudó a Nuria a convertirse casi en una actriz fetiche de nicho, haciéndonos olvidar a las jovencitas de carnes más tiernas. Pero en lo que más destacaba este gran reserva nacional era a la hora de practicar sexo debajo de los focos.
A Nuria le entusiasmaba que le comieran los pechos, disfrutaba de ser la parte femenina en los tríos, y sobre todo le encantaba poner palotes a los jovencitos, especialmente a los que por edad podían ser sus hijos. Básicamente disfrutaba poniendo cachondo a todo hombre que pasara por su lado: gangbangs, bukkakes, recibir corridas… Una cosa está clara, a esta guarrilla le iba la marcha.