A finales del pasado año emigró de Puerto Rico una nueva starlette que no fue detectada por el infalible radar de talento que tenemos instalado en JaqueMateAteos. Su nombre responde a Rachel Rivers, tiene 20 primaveras, es la viva imagen de la dulzura reencarnada, y a pesar de aterrizar en una época donde las ortodoncias ya no están a la moda —como te echamos de menos Megan Holly— el increíble sex appeal que despierta su dentadura con hierros puede obrar milagros en las tendencias pornográficas. De hecho, aunque su rostro latino no sea el más agraciado, su desempeño equilibra la balanza y es suficiente argumento para conformar algún trío donde el peso escénico lo lleve «la otra». Si la puertorriqueña ya ha grabado con productoras importantes americanas quiere decir que si persevera tiene futuro.