A lo largo de su dilatada trayectoria profesional, la hipervoluptuosa Cali Carter ha colocado tan alto los estándares sexuales que sus últimas escenas han resultado demasiado flojas para lo que cualquier pornófilo cabría esperar. Si bien la pornostar de Sacramento ha confirmado su destreza amatoria en casi todos los subgéneros como interracial, lésbico, anales, tríos, anales, madrastras…, hoy por hoy parece haber perdido sus superpoderes y es una asignatura pendiente que tiene que recuperar para volver a ser la reina que fue. No sabemos si su inexorable metamorfosis física —se renovó de arriba a abajo, con varias capas de chapa y pintura, inyectándose las mejores soluciones salinas de botox, colágeno y silicona— ha contribuido a esta pérdida de capacidades sexuales, pero esperemos que vuelva su potencia electrizante, esa que recorría nuestro espinazo cuando visitó el estudio Elegant Angel para grabar «Big Booty Creampies» (2016).
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