Una de las pornostars más exuberantes del circuito americano y con una fuerza visual impresionante delante de la pantalla fue la exuberante Angelina Valentine. Una starlet cuyos pechos siliconados inspiraban odas de elogios y críticas a partes iguales, especializada en chupar pollas negras hasta el fondo de su esófago y que al igual que Anna Bell Peaks lleva tatuajes por todo su cuerpo y un piercing en el clitoris. Todo esto le confiere un aire de bestia sexual capaz de follarse lo que sea. De hecho así es su comportamiento sexual delante de las cámaras, por eso cuando folla parece una pantera en celo que se desvive por el placer. No le hace ascos a nada, incluso disfruta con lo que muchas rechazan: las penetraciones anales e interraciales de la polla de 25 cm de Lex Steele y demás afroamericanos dotados. Porque otra cosa no será, pero a Angelina degustar pollas negras descomunales es más que un vicio.
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