Después de un interminable parón de tres años la exuberante pornostar Kayla Kayden regresa al ruedo pornográfico de la mano del estudio Brazzers. La starlet de Siracusa ha vuelto con las fuerzas renovadas y dispuesta a progresar con su carrera (ha dicho que está dispuesta a grabar anal y gangbangs), añadiendo más kilaje a sus grandes tetas de silicona que tan famosa la hicieron en su momento. Y es que, quitando de aquel espectacular blowbang codo a codo con su propia hermana Kendall Kayden, su éxito le viene dado por una anatomía que es una absoluta delicia para los amantes de los volúmenes artificiales que evocan a la década de los 90: vulgares mechas rubias, hipervoluptuosa, y con una dosis de vulgaridad estética que añade años a sus 32 primaveras.
Por eso la mayor parte de su filmografía ha discurrido por las aguas tranquilas del estudio de la doble Z y su conocido sexo monótono, porque las cirugías no pueden con todo. Aun así, no negaremos su imponente físico que en esta ocasión luce junto a su pareja, el actor/director Toni Ribas, en una escena desde casa como dicta el protocolo coronavirus.
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