La discontinua carrera pornográfica de Eve Lawrence (de nombre real Melissa Ann Wilson) estuvo marcada por unos espléndidas tetas operadas desde los 18 años que incluso eran del agrado del sector antisilicona. Es por eso que la decepción ha sido máxima al comprobar que en su última escena, en la web «Seduced by a Cougar» de Naughty America, la pornostar americana se ha desecho de esos magníficos implantes de silicona que atesoraba —esperemos que no los haya vendido como hizo la actriz española Lucía Lapiedra— y ha aparecido con un look desinflado, con la piel flácida, con una montaña de años encima, y lo peor de todo, sin la magia voluptuosa con la que enamoró a la industria en 2004.
Todo un shock para sus devotos seguidores de pornófagos veteranos —entre los cuales nos incluimos— que se habían acostumbrado a su aspecto de tetona impactante; uno de los mejores pares de tetas, sino el mejor, de la década del 2000. Sabíamos que siempre ha mantenido una trayectoria inconstante en la industria, con paréntesis de varios años, pero este regreso al natural ha supuesto un gran varapalo para sus fanáticos que la recordaban rebosante de curvas y redondez.
De esta forma Eve Lawrence es la excepción de una norma que se suele cumplir casi a rajatabla, aquella frase de lo natural siempre es lo mejor no se hace realidad en la anatomía de la starlette. Ahora que ha perdido sus superpoderes, esa vulgaridad por extra de kilaje en el pecho de la que hacía gala, que también era gran parte de su atractivo, se ha ido por el retrete.