Mientras esperamos desconsolados el debut heterosexual de Molly Stewart (en esta escena da pruebas de que está a las puertas) vamos a centrarnos en otras facetas de la pelirroja más dulce del porno. Y es que es increíble que con solo un año en la profesión más sacrificada del mundo (aquí su primera escena lésbica en el circuito profesional a finales del 2018) haya alcanzado las cotas de glamour prometidas. Un hito incomprensible para una advenediza que sigue dedicándose en cuerpo y alma al tranquilo mundo de las webcams lésbicas (no hay riesgo de lesiones, ni contagios, ni problemas de embarazo o de efectos secundarios de los anticonceptivos) y cuya pasión ha sido premiada al estar doblemente nominada para mejor actriz lésbica en los XBIZ y en los AVN Awards, amén al título «Female Cam Model of the Year».
Para amenizar la esfera y en un alarde de romanticismo sin precedentes, nuestro vicio y subcultura apuesta por esta dulce criatura del porno contemporáneo. Este ser celestial nacido en Seattle hace 28 años que cada vez que exhibe su belleza podemos contemplar la mas grande, absoluta e inabarcable belleza de la creación del universo.