Ya desde su arranque en la industria del triple X se podía intuir que Kyler Quinn era una de esas novatas precoces que no se hacen de rogar en ninguna práctica sexual. Una postulante para princesita de las tres X que detrás su tierna mirada y frágil apariencia (pura fachada) se esconde toda una fiera en la cama. Es justamente en ese trampantojo donde recae su mayor fortaleza, puesto que físicamente no tiene tanto volumen pectoral como otras compañeras de trabajo (aunque tenga tanto la retaguardia como la vanguardia, presta y dispuesta). De ahí su razón de ser para estar en Blacked Raw junto a un golem de ébano como Louie Smalls en donde la diferencia de tamaños es tan intimidante que nos encoge el corazón y para llevar la sangre a otras partes del cuerpo.
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