En el refranero de una mujer promiscua no puede faltar la cita «cuando has probado un negro jamás querrás probar otra cosa». Casey Calvert es novel en esto del porno y hasta ahora no había probado la carne en barra negra. Una buena butifarra de afroamericano que no cabe en la boca. Y es que los pollones negros siempre empachan la primera vez, pero siempre repites las veces que haga falta. Por eso ella no puede parar de sonreír cuando mira a Rico Strong, comparando el tamaño de su pene con las partes de su cuerpo. Alucina con la medida. Le espera una follada salvaje interracial. La cara de ella es una reflejo de dolor y placer, pues le deja su coño tan ancho como un túnel de la A3.
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