Biografía de Jenna Jameson
La espectacular americana Jenna Jameson ha sido una de las más grandes pornostars de la historia de la humanidad con un gran palmarés de premios a sus espaldas. En la actualidad ya retirada solo se le echa en cara no haber realizado nunca una escena anal.
Jenna Jameson, aquella despampanante actriz porno americana símbolo de la bombshell perfecta y que a todo aquel nacido en los años 80 recuerda con nostalgia, siempre mantendrá un hueco en nuestros corazones y en nuestra entrepierna.
Una mujer adelantada a su tiempo que irrumpió en la industria de adultos en la difícil época de los años 90. Sin internet, sin DVD’s, solo cintas VHS mal grabadas que nos dejaban ver el espectacular cuerpo de este ex-stripper de Las Vegas cuyo nombre real eral Jenna Marie Massoli.
Conocida como la reina del porno americano o la pornostar más célebre del siglo XX, es una de las starlets más cautivadoras que ha pasado por la industria del mundo porno y no solamente por su físico pluscuamperfecto (sus tetas operadas por aquel entonces desencajaban mandíbulas), su cabellera platinada o belleza felina.
Ni por ser la típica rubia de bote tonta que se mete al porno para ganar dinero. De hecho es escritora, modelo y empresaria, profesiones que ejercía al mismo tiempo que se metía pollas por su conocida rosa vagina. Se dice que su forma de ser la llevaron al éxito, eso y que esta rubia platino es el prototipo de la novia puta de todo hijo de vecino.
Su crianza en la ciudad del vicio, Las Vegas, tiene mucho que ver con lo que acabó siendo en la vida. Rodeada desde su juventud de escorts de lujo, showgirls, bailarinas de cabaret, tragaperras de casino y shows eróticos por doquier. Su padre policía (posiblemente corrupto hasta la médula) y su madre una striper que perdía la cabeza por las drogas y la llevaron a la locura, pues murió de cáncer arruinando a su familia.
Tal vez fue por su amor maternal el culpable de que por un ataque de añoranza Jenna Jameson quiso emularla intentando convertirse en stripper, pero desgraciadamente no consiguió el empleo de bailarina erótica por no tener la estatura mínima que se requería.
Este rechazo le supuso un varapalo enorme, tanto que se deprimió y empezó a buscar empleo como modelo. La cosa le fue bien y la primera vez que posó desnuda lo hace ante el reputado fotógrafo Suze Randall. Sin embargo no terminó de cuajar la colaboración con el famoso fotógrafo y comenzó su debacle personal dando tumbos por trabajos de mala muerte y prostituyéndose.
Incluso coqueteó con las drogas y terminó en un centro de desintoxicación, sola, desamparada y sin oficio ni beneficio. Es entonces cuando la salvación llamó a la puerta en forma de Andrew Blake. El afamado director de cine porno americano le dio un papel en una de sus películas pornográficas de lesbianas que le abrió las puertas meses después hacia el contrato millonario con Wicked Pictures.
Es entonces cuando poco después se uniría a Vivid y ClubJenna, empresas que le reportaron tanto éxitos cinematográficos como económicos. Una montaña de premios le cayeron del cielo haciendo que se convirtiera en una de las starlets más famosas de todos los tiempos. En cuanto a su filmografía la starlet americana ha protagonizado más de 100 películas y ha trabajado en el cine comercial estadounidense desde hace varios años rodando films de serie B y/o de baja calidad interpretativa (lo suyo es follar delante de las cámaras, no interpretar un papel con diálogos).
Mencionar que su fama nunca se vio resentida a pesar de negarse en rotundo a grabar sexo con actores afroamericanos (interracial), prácticas sexuales duras como la doble penetración y, lo más increíble, jamas cató el sexo anal.
Por desgracia para toda la comunidad pornófila en el año 2008 decidió retirarse de la industria de adultos y las últimas noticias que sabemos de la siempre carismática Jenna es que se ha hecho judía, repudia el porno con todas sus fuerzas y se dedica a asistir a desfiles de moda y como modelo. Por cierto, el bajón físico que ha pegado es más que evidente por culpa de una anorexia diagnosticada, además del fruto de malas decisiones a la hora de hacerse retoques quirúrjicos. Lejos quedan ya la edad de oro de Jenna Jameson.