Durante la época de los lienzos tatuados en el porno moderno, existió vida más allá del reinado de Bonnie Rotten o Christy Mack. Uno de los cuerpos femeninos que quiso reivindicar este concepto epidérmico colorido fue Alby Rydes, una señora de la tinta con la mitad izquierda de su cabeza rapada que irrumpió con relativo éxito en varias producciones de la época. Al igual que muchos de sus clones su look era provocador, sucio, agresivo y si acaso mantenía una ligera deriva estética hacia el punk contracultural con ese peinado a lo mohicano que con el paso del tiempo se ha ido transformando en una modesta melena. Para recordarla un fragmento de su aparición en POV Life, de la red de TeamSkeet, donde no escapa de las manidas escenas de pilladas en la calle.