Hoy os traemos a Yasmine Laffite, una pornostar marroquí criada en Francia que tuvo el placer de ser musa del célebre Marc Dorcel (el pornógrafo galo más refinado de Europa, jódete Lansky) a principios de la década del 2000, después de que éste la descubriera. Y es que la industria francesa del porno vintage siempre se ha caracterizado por ser un microcosmos en cuanto a starlets se refiere, razón por la que Yasmine se convirtió rápidamente en una starlet simbólica de toda una época donde la exuberancia del mundo árabe era del todo insólita.
La ascendencia del Medio Oriente de Yasmine supuso automáticamente el ticket de entrada en el mundo del cine para adultos, más todavía sabiendo que sus actuaciones anales duraron sus 7 años de carrera. Aunque solo protagonizó un poco más de 50 películas durante su trayectoria, logró hacerse con un contrato exclusivo de Wicked Pictures, que muchos lo veían como la cima absoluta de la cadena alimentaria pornográfica.
No obstante, la vida de Yasmine Laffite antes de subir al estrellato no era como el de una común pornostar. Con 30 años y animada por su novio (el mismo con el que perdió la virginidad a los 23 años), comenzó su andadura por el ambiente amateur parisino hasta terminar siendo una digna sucesora de sacralizadas actrices como Julia Channel o Anita Blonde. Su secreto para triunfar tal vez radica en su elegancia característica del medio oriente, como si fuera una concubina sacada de un harén de algún poderoso jeque.
Se le conocen más de 50 películas en toda su filmografía y unas cuantas escenas sueltas. Entre sus títulos más aclamados podemos encontrarnos con: «Casino No Limit» (2008), «Story of Yasmine» (2006), «Yasmine and The Masseuses» (2007) o «French ConneXion» (2007).