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Jill Kelly, la historia de un pene pequeño

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La historia de la legendaria pornostar Jill Kelly está llena de sombras y luces, siendo su etapa más oscura su matrimonio con el también actor porno Carl Jammer. Carl (Randy Potes fue su verdadero nombre) era un hombre consumido por las inseguridades de tener un pene pequeño en comparación a sus colegas de oficio para el porno vintage. Amén de fallar más que una escopeta de feria en las escenas, conformando todo ello una personalidad de impotente frustrado.

Este pobre hombre era carnaza en un mundo donde la exigencia masculina estaban al máximo nivel y no perdonan un empalme fallido. Poco a poco cayó en una espiral de autodestrucción fruto de los celos al pensar que su mujer se cepillaba a media industria (y lo cierto es que acertó).

La relación murió a causa de un torbellino de celos y terminaron por divorciarse viviendo cada uno por su lado. Pero las idas y venidas eran constantes y volvían a estar juntos con la consecuente crisis y ruptura nuevamente para volver a empezar.

Una rutina tóxica que terminaría en 1995 destruyendo a Carl hasta el punto de suicidarse cegado por los celos ante la puerta del domicilio de Jill. Había cogido una escopeta y se había reventado la cabeza dejando un lodazal de sangre en su alfombrilla.