Ojeando la ficha personal de la inglesa Rebeca More me doy cuenta de que nació en el año 1978 y que ya tiene 40 primaveras. Digo esto porque en el porno existe una norma no escrita por la cual las actrices pasan automáticamente a la categoría de maduritas una vez superada esa franja de edad. Este imaginario limbo es una delgada línea roja que no obedece a patrones físicos o estéticos, simplemente al paso del tiempo. Un avance que desde luego para Rebeca no se nota ni un ápice cuando tiene una sesión de fitness con el españolito más mono de la industria; Jordi El Niño Polla. Su hipervoluptuoso físico hace que sus tetas reboten al son de la música y eleven el ritmo cardiaco del manchego que aguarda impaciente percutírsela sobre un balón suizo de ejercicios.
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