Ana Milán es conocida por saltar a la fama gracias a los sketch cómicos de la serie «Camera Café». Un producto comercial que supo exprimir a esta alicantina de nacimiento y sacar al mujerón que tiene dentro. Nos referimos a su mala hostia, un mal genio que de alguna manera logra reconvertir en un morboso sex appeal de jefa cabreada que ni la mismísima Carolina Cerezuela (bastante más buenorra que ella) conseguía igualar. Los actores Arturo Valls y Luís Varela pueden dar prueba de que su puntito de mala leche representaba a la perfección la erótica del poder femenina.
Mención aparte uno de sus primeros trabajos en la televisión (bastante olvidado por el colectivo español). Hablamos de que Ana Milán fue una de las míticas reporteras del programa «Caiga Quien Caiga», un momento de su carrera en el que se enfundaba un traje negro y salía a la calle a entrevistar a la gente. La mujer de negro la llamaban. Y no nos olvidemos tampoco de otra serie que le otorgó gran notoriedad en España: el folletín «Yo soy Bea». Interpretaba a Sandra de la Vega y era la compañera de Ruth Núñez, de la cual también tenemos unas fotografías de lo más calientes y eróticas.
A lo largo de su carrera artística como actriz apenas tiene momentos de desnudez, pero si buscamos descuidos televisivos ahí si que tenemos que nombrar el momento en el que se le vio una teta cuando concursaba en el programa «La Ruelta de la Fortuna». Un «upskirt» en el que su vestido se le abrió y dejó escapar ambos pechos. Una situación muy bochornosa para la actriz que por el bien de la humanidad fue capturada para siempre gracias a la magia de internet.
Ha sabido reinventarse con las redes sociales y media España está enganchada a sus directos de Instagram, donde esta cómica especializada en gags triunfa haciendo gala de su buen humor. De hecho, su humor es tan particular que podríamos decir que forma parte de su seña de identidad. Y eso que tiene un hijo votante del partido político VOX (o eso dicen), lo que le acarrea una legión de «haters». Aun así, muchos jóvenes la recuerdan de la serie «Física y Química» y se lo perdonan todo.
Leyendo todo esto, ahora entendemos porque tiene una turbulenta vida sentimental. Siempre desfilando con modelitos sexys y vestidos provocativos de «femme fatale», que hacían caer en la locura a los hombres con los que trabajaba, sumado al hecho de que ella es enamoradiza hasta la médula, como demuestra su historial de relaciones personales. Ha tenido dos matrimonios —uno de ellos con el popular actor Fernando Guillén Cuervo— y multitud de novios y amantes. Experiencias amorosos que ella misma ha dejado plasmadas en su novela «Sexo en Milán«, de la que asegura haber desnudado su alma para contárselo al público.
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